El IVA es un
impuesto indirecto
sobre el consumo, es decir financiado por el consumidor final. Un
impuesto indirecto es el impuesto que no es percibido por el fisco
directamente del tributario. El IVA es percibido por el vendedor en el
momento de toda transacción comercial (transferencia de bienes o
prestación de servicios). Los vendedores intermediarios tienen el
derecho a reembolsarse el IVA que han pagado a otros vendedores que los
preceden en la cadena de comercialización (crédito fiscal), deduciéndolo
del monto de IVA cobrado a sus clientes (débito fiscal), debiendo
abonar el saldo al fisco. Los consumidores finales tienen la obligación
de pagar el IVA sin derecho a reembolso, lo que es controlado por el
fisco obligando a la empresa a entregar justificantes de venta al
consumidor final e integrar copias de éstas a la contabilidad de la
empresa.
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