Imagen de Jura de la Constitución
Artigas ya reconocía la importancia de tener una Constitución
propia. Lo demostró en la apertura del Congreso de Abril de 1813, cuando
afirmó ante los Representantes de los Pueblos de la Banda Oriental:
“... es muy veleidosa la probidad de los hombres; solo el freno de la
Constitución puede afirmarla”.
Nuestra primera Constitución se
mantuvo vigente casi noventa años, hasta 1917, fecha en la que se
reformó el texto original. Algunos principios que se establecieron en
ella todavía se conservan en el texto actual, lo que demuestra el
excelente trabajo de los constituyentes de aquella época.
Como
dato curioso, te contamos que Artigas tenía un ejemplar de esta
Constitución, acompañándolo durante sus últimos años en Paraguay.
Una
Comisión redacto el Proyecto de Constitución, basándose en documentos
de otros países y adaptándolos a nuestra realidad. Ese Proyecto fue
estudiado y luego aprobado por la Asamblea Constituyente y Legislativa.,
que sesionó primeramente en San José, luego en Canelones, después en la
zona de la Aguada, en el departamento de Montevideo, y finalmente en el
edificio del Cabildo.
Con el correr de los días, de todos los
puntos del país llegaron legisladores para unirse a esta tarea. Eso hizo
que se buscaran lugares cada vez más grandes para trabajar. Cuando la
Asamblea se instaló en el Cabildo, la amplitud del local permitió que el
público pudiera presenciar los debates constituyentes.
¿Cómo se juró la Constitución?
A
las diez y media de la mañana del 18 de julio de 1830, las autoridades
se dirigieron a la Iglesia Matriz, donde se celebró una solemne
ceremonia. Después, el Gobernador General Juan Antonio Lavalleja se
encaminó hacia el Cabildo, acompañado por sus ministros, jefes
militares, representantes de la Iglesia y otras autoridades.
Allí
juraron la Constitución. Luego lo hicieron las tropas formadas en la
Plaza, y a continuación el público asistente, que por grupos subía a un
tablado donde se le tomaba juramento.
Si hubiéramos estado allí en aquel momento, habríamos escuchado las siguientes palabras:
¿Juráis
a Dios y prometeir a la Patria cumplir y hacer cumplir en cuanto de vos
dependa la Constitución del Estado Oriental del Uruguay, sancionada el
10 de setiembre de 1829 por los representantes de la Nación?
Sí, juro.
¿Juráis sostener y defender la forma de Gobierno representativa-republicana que establece la Constitución?
Sí, juro.
¿Juráis respetar, obedecer y defender las autoridades que fuesen nombradas en virtud de lo sancionado en la misma?
Sí, juro.
¿Juráis obedecer y cumplir las leyes, decretos y resoluciones que diere el Cuerpo Legislativo de la Nación?
Sí, juro.
Si así lo hiciereis, Dios os ayudará, si no, Él y la Patria os demandarán.
Fue
una verdadera fiesta en todo el territorio nacional, aunque la mayoría
no entendía bien qué significaba ese acontecimiento. Lo que sí sentían
todos era que ese día nacía para el mundo una nueva nación.
Jurar aquella
primera Constitución significó el compromiso de respetarla en todo lo
que ella establecía. Por ejemplo, que la soberanía radica en la nación,
que la forma de gobierno sería la de una República Representativa con
división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), que la religión
del Estado sería la católica y que los ciudadanos podrían ser
“naturales” o “legales” (según una serie de consideraciones, que no
incluían en ningún caso a los soldados en línea, a los peones y
jornaleros, a los procesados por causa criminal, a los deudores del
Estado ni mujeres). Contenía también una serie de disposiciones sobre
los gobiernos departamentales y sobre las libertades individuales. En
este último punto, reivindicaba el derecho a la vida, a la seguridad, a
la propiedad, la igualdad ante la ley, lalibertad de prensa y de
pensamiento, así como la prohibición deltráfico de esclavos y la
libertad de vientres, por lo cual se aseguraba que nadie nacería esclavo
en todo el territorio nacional.